viernes, 18 de octubre de 2013

Capítulo 9.

Isabella.
El despertador suena y me despierto aturdida. Juraría que he dormido veinte horas, estoy totalmente descansada y llena de energía. Quizás es por todo lo de ayer.
Sin darme cuenta, sonrío. Sí, seguro que es eso.
Me levanto rápidamente y me dirijo al armario. Quiero arreglarme un poco más, así que paso de sudaderas y elijo un suéter turquesa. Vaqueros denim y botas marrones.
Voy al baño y me lavo la cara y los dientes. Me paso los dedos por el pelo y estoy lista.
Ojalá pueda ver hoy a Ashton.
Recojo mi móvil tirado en el suelo (seguro que se me ha caído durante la noche) y veo las últimas conexiones de la gente. Daniela, hace dos minutos. Ashton, a las dos de la mañana. Álex, en línea.
Ashton se fue a dormir tarde y no me habló, así que lo hago yo.
¿Qué te parece quedar hoy? Podrías ayudarme a estudiar otra vez. (Emoticono guiño)
Termino de llenar la mochila y me sobran cinco minutos en los que cotilleo todas las redes sociales que puedo.
Mi móvil vibra y el corazón se me acelera. Espero que diga que sí.
Pero el mensaje es de Daniela.
Ya estoy aquí.
Me guardo el móvil en el bolsillo del vaquero y bajo trotando hasta el primer piso, donde me choco con ella y me río.
-Buenos días.
Cuando lo digo, su cara cambia.
-Creo que es la primera vez desde que nos conocemos que has dicho tal frase.
Me mira de arriba a abajo y sonríe.
-Siempre vas zombie por las mañanas, despeinada y con sudadera, ¿se puede saber qué me he perdido?
-Nada muy...
-¡Mierda, ayer! -exclama, y le tapo la boca. Creo que todo el bloque lo ha escuchado.
Empiezo a bajar las escaleras y ella me sigue. La mochila me da un golpe en el trasero con cada trote y cuando terminamos de bajar la escalera me duele.
-¿Qué pasó ayer? -Me da golpecitos en las caderas y sonríe-. Hubo rollo, ¿no?
Abro la puerta y espero a que pase.
-¿Rollo? ¿Desde cuándo dices semejante palabra?
-Eso es que sí -dice, cuando estamos fuera y empezamos a andar-. ¿Lo hicisteis?
-¿Sabías que eres una pervertida?
-¡Eso es que sí!
-¡No! -Grito. Lo último que quiero es que todo esto se sepa-. Cállate y anda.
Reímos y Daniela me sigue el paso hasta que llegamos al instituto. No hablamos demasiado cuando vamos al instituto, porque nos gusta fijarnos en los pequeños detalles que nos da la vida.
Una pareja de una chica gorda y un chico muy delgado, un gato lamiendo un pájaro muerto, una llovizna repentina...
Joder. Somos rarísimas.
Cuando llegamos, saludamos a algún que otro compañero y vemos a Álex, que nos sonríe y parece que ha estado allí durante veinte minutos para vernos llegar. Esta vez no nos corta el paso, se queda hablando con una chica que no conozco. Nos saluda con la mano y nosotras pasamos de largo.
Aunque sé que esto a él le divierte.


Ashton.
Me levanto a las dos de la tarde, cansado y deseando que no hubiera estreno. Por un momento me lo imagino y sonrío. La sonrisa desaparece cuando una vez más, Cara me envía más información.
Te llevarán tu traje a las siete. El coche pasará a por ti a las nueve. ¡Besos!
No contesto. Después leo un WhatsApp de María.
¿Estás listo para el estreno? ¡Va a ser genial, estará Brad Pitt! Estoy deseando verte... 
Tampoco contesto, no quiero hacerle daño.
Cuando se estrenó la peli tuvimos que salir juntos, para hacer promoción. Sé que sonará muy prepotente, pero se pilló bastante por mí (y creo que sigue estándolo).
No puedo negar que María es guapísima, pero supongo que no fluyó porque tienes que hacer todo lo que alguien te dice, en este caso Cara. Una mirada podía significar un beso, una mirada bonita con María...
Ahora sólo somos amigos, al menos por mi parte, pero delante de las cámaras seguimos siendo novios que se aman y prometen estar juntos siempre.
Tengo que decirlo: todas esas parejas que han hecho una película juntos y se han enamorado, mienten. Y luego rompen por cualquier tontería, ¿acaso no queda claro?
Claro que hay excepciones, pero la mayoría son falsas.
Veo que Isabella me ha escrito otro WhatsApp y antes de leerlo, ya sonrío.
¿Qué te parece quedar hoy? Podrías ayudarme a estudiar otra vez. (Emoticono guiño)
Sonrío y quiero contestarle que sí, pero recuerda algo: el puto estreno.
Hoy no puedo, tengo estreno a las nueve. 
Pulso el Intro y me arrepiento. Que le den al estreno. Escribo otro mensaje y lo envío.
Da igual. Vente a las seis y a las nueve me marcho. 

Isabella.
Hoy ha sido un día fuerte, así que no he podido mirar el móvil en todo el día. Cuando salgo de ese recinto llamado instituto, que está lleno de animales que desean salir corriendo hacia sus casas y que pasan por encima de cualquiera (yo) para salir antes, leo el mensaje y después de sonreír, sólo quiero que llegue la hora de verlo.
No tengo muchos suéteres, así que como con cuidado. Cuando termino, recojo los platos de todos y le digo a mi madre que iré a estudiar con Daniela. Ella accede con una sonrisa y sé que piensa que estoy saliendo con Álex.
Me río al pararme a pensar que ella piensa que soy gilipollas.
Salgo de casa antes y paso por una cafetería que pilla de paso a la casa de Ashton. Me siento en un banco y bendigo la soledad por unos momentos. Me tomo el donut y llego a casa de Ashton a las y cuarenta.
Toco el timbre y me peino el pelo después de comprobar que no tiene cámara y no hacer el ridículo. Pensándolo en frío, no había pensado en que Stan fuera el que respondiera. ¿Qué le digo?
-¿Si?
La voz es neutra, así que supongo que es Stan.
-Soy yo -suelto, y después me doy un golpe. Soy estúpida.
-¿Quién es yo?
La voz quebrada y algo grave es de Ashton. Sonrío.
-La más guapa del mundo.
-¿Mamá? -pregunta y soltamos una carcajada casi a la vez-. Sube.
Se oye un zumbido y la puerta cede. Subo despacio las escaleras, sin prisas. Lo bueno se hace esperar, ¿no?
Después de subir un tramo de escaleras, veo a Ashton en el umbral de la entrada. Me espera con los brazos cruzados sobre el pecho y apoyado en el marco de la puerta. Es él el que baja unos escalones para estrellar sus labios con los míos en un beso dulce.
-Pasa -susurra, después de cogerme de la mano y llegar a la puerta. Con un rápido movimiento de muñeca cierra la puerta detrás de mí-. Stan no está, tranquila.
El alivio que siento se puede comparar a cuando te despiertas un domingo a las ocho de la mañana pensando que llegas tarde a clase y descubres que hoy puedes dormir cuatro horas más.
-¿Dónde está?
-Lo he echado. No estuvo bien lo de ayer.
Beso su mejilla despacio y descanso allí, con mis labios en su pómulo y sus manos en mi espalda baja. Me retiro y le veo los ojos, profundos pero transparentes.
Lo único que le digo es: gracias. La sonrisa que produce hace que se le cierren un poco los ojos y yo también sonrío.
-Ponte cómoda. ¿Qué te apetece hacer?
-Tu casa, tus normas -digo, y él se apoya en la mesa.
No dice nada y va a la cocina. Después enciende la tele y se sienta a mi lado. Me pregunta cómo ha ido el día y le cuento todo lo que se me pasa por la cabeza. Quizás algún día me arrepienta, pero quiero que sepa mucho de mí.
La habitación se inunda de olor a mantequilla segundos antes de que un timbre suene. Él se levanta y vuelve antes de darme cuenta con un bol lleno de palomitas, algunas en sus boca.
Vemos una película mientras hablamos de nuestras vidas. No quiero ser pesada, así que mantengo una distancia entre nosotros. Él la rompe y juega con mi mano. La junta en sus manos, pasa cada uno de sus dedos por los míos, etc.
Son las ocho cuando se levanta y me dice que va a prepararse.
-No te preocupes. Termina de ver la peli.
Desaparece en su cuarto y me quedo sola viendo la película. El móvil me vibra y lo abro.
hey
Supongo que Álex se cree guau por escribir todo en minúscula. No respondo.
A los pocos minutos, Ashton sale y me sonrojo. Lleva una toalla en sus caderas y los brazos con gotas de agua.
-¿Quién era el asesino? -Pregunta. La sonrisa que aparece en su cara deja claro que le importa una mierda, sólo quería que lo viera así.
-¿Eh? -digo, y me castigo interiormente. Di algo con sentido-. Aún no se sabe. Se sospecha de la niñera.
Ashton sonríe y vuelve a su cuarto. Me toco las mejillas y están ardiendo.
Claro que me resulta atrayente, a quién no. También descubro otra cosa: nunca he tenido tanto deseo sexual por alguien. Comprendo tanto a Daniela... y ella no ha visto esta imagen de él.
Seguro que mil chicas han dormido en esta casa y han tenido sexo en este sofá.
Ay Dios. Lavaré la ropa a mano.
A los pocos minutos vuelve y me tapo la boca al sonreír.
Lleva una camisa blanca; una americana, pantalones y pajarita negros. Su perfume me llega a mis fosas nasales: es dulce, algo fresco y muy ligero.
-¿Qué tal? -pregunta, abrochándose la chaqueta.
-Estás guapísimo.
Me acerco a él y le desabrocho la chaqueta.
-Mucho mejor -susurro.
Acerca su rostro al mío despacio, haciéndome desear ese beso más y más. Cuando nuestros labios se tocan, el roce nos hace pesados y tontos. No llegamos a completar el beso hasta que me acerca por completo a él y sus manos se quedan en mis muslos, subiéndome a él.


Ashton.
Cuando nos besamos, quiero más. No sé si lo que estoy haciendo está mal o no. Quiero besarla y demostrarle que es la única, que no me canso de ella y que es más que una aventura adolescente. Pero sé que cuando vea la gala se sentirá engañada y no me hablará en la vida.
Mientras me duchaba y vestía, lo he repetido en mi cabeza: Escucha Isabella, tengo algo que decirte. La promoción de la película me hace fingir ser el novio de María, la protagonista. Pero no es nada. Mi cabeza sólo la ocupas tú. ¿Lo entiendes?
Todo va a salir bien, ella me perdonará y me entenderá.
La separo de mí y sonríe. Trago e intento hablar.
-Escucha Isabella...
El silencio se apropia de mí y la habitación es una ola antes de estrellarse con una roca. Cuando lo diga gritará.
Pero las palabras no salen. Es tan difícil...
-¿Qué pasa?
El bocinazo de la calle indica que tengo que irme.
-Nada. Es la hora.

Dos mentiras. Dos personas. Una noche llena de curvas.

1 comentario:

  1. Me encanta. Soy @Sariita_2000 Ahora en cuento pueda te menciono en Twitter. SIGUIENTES CAPÍTULOS YA:D

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