sábado, 12 de octubre de 2013

Capítulo 8.

-No, en serio. Debo estudiar.
Ashton se separa de ella y parece serio.
-¿Acaso quieres que suspenda? -Continúa Isabella, mientras le coge la mano y le acerca de nuevo a ella.- Podemos besarnos todo el día el viernes. Ya habré hecho el examen y tendré todo el tiempo que quieras.
Se acerca a él y le besa dulcemente.
-Te lo prometo. -Alarga el meñique y observa la cara de confusión de Ashton. Ríe y coge su meñique para unirlo con el suyo.
Ashton produce una carcajada y se sienta a su lado, con las manos alrededor de su cintura.
-Está bien. ¿Qué tienes que estudiar?
-Lengua -Isabella se agacha y saca el libro de la asignatura-. ¿Me ayudas?
-¿Me lo estás diciendo en serio? -Se ríe y le da un beso en la mejilla.- Está bien, señorita Hudson.
-Espera, ¿cómo sabes mi nombre?
-¿Qué hay de tu mochila? Lleva tu nombre y apellidos -Afirma. Sonríe y continúa-. No soy un asesino en serie, no he investigado sobre ti, Isabella.
Isabella se queda mirando sus labios, que son preciosos cuando pronuncia su nombre. Un chasquido de Ashton la devuelve a la realidad, y a los ojos de Ashton. Ambos ríen. Ella abre el libro y se dirige a la página 32.
-¿Narración? Lo di en primaria.
-¡Sólo lo estoy repasando!
Ambos ríen y empiezan con "la lección" de Lengua.

Suena Piano, de Ariana Grande. Isabella busca en su mochila el móvil. Cuando lo encuentra, observa que su madre la está llamando.
-¿Si?
-¿Dónde estás? ¡Me tenías preocupada!
-Estoy... con Álex.
Ashton la mira y no comprende nada.
Su madre sabe que Álex y ella habían estado tonteando. Daniela se lo dijo un día mientras esperaba a Isabella.
-Ah -susurra su madre. Parece aliviada-. Pensaba que estabas con Daniela.
-¿Qué?
-La he llamado y me ha dicho que estabas en el baño. ¿No estabas con ella?
-Sí, sí. Hemos estado estudiando Lengua, ahora estoy con Álex, dejándole los apuntes.
-Sí... los apuntes -ríe a través del móvil-. Vuelve cuando quieras, tienes la cena lista.
-¿Cena? ¿Qué hora es?
-Son las nueve. ¿Acaso no tienes reloj?
-Sí, pero...
-Estabas demasiado ocupada con Álex estudiando, ¿verdad?
-Muy ocupada, sí. Ahora voy a casa. Adiós.
Y cuelga.
-¿Quién es Álex? -Pregunta Ashton.
-Un chico.
-Eso ya lo suponía. ¿De qué lo conoces?
-Del instituto.
-También lo suponía -Se levanta y parece indignado-. ¿Es tu novio?
-¡No! No tengo novio. Creo.
-¿Crees? -Casi grita.
-No sé lo que somos... -susurra. Juraría que se ha puesto roja. Sube la cabeza y lo mira. Así es, roja.
Se acerca a ella y la levanta de la cama. La sube sobre él, rodeando su cintura con las piernas de Isabella. La besa y después, con ambas frentes tocándose, susurra:
-Somos novios, Isabella.

Sube de nuevo las escaleras y contempla a Stan tumbado en el sofá. Isabella se acaba de marchar, así que puede soltarle todo.
-Te has pasado. Quiero que te vayas un tiempo.
-¿Que me vaya? ¿A dónde?
-Tú sabrás. Ahora sólo quiero que te marches.
-Ashton, lo siento...
-Que te vayas -lo interrumpe-. Nos vemos dentro de un tiempo.
Se va a su cuarto y abre el portátil. Tiene un nuevo correo, de Cara, la productora de la película Sólo un minuto más. Dos clicks, y se abre.
¡Hola Ashton!
Quería escribirte este correo para comunicarte que mañana tenemos un estreno en Londres, en el centro. Un coche pasará a por ti a las diez, con María dentro. Recuerda que es la chica de la que presuntamente estás enamorado, además de la protagonista de Sólo un minuto más. Sé cariñoso con ella y muchos besos, eso nos encanta. ¡Nos vemos mañana!
P.D: Lleva traje.
Mierda. Ya se imagina la cara de Isabella al ver en la televisión a su novio besando a otra. Unas palabras de hace pocos minutos aparecen en su cabeza: "somos novios". Un novio no hace eso.

Se ducha y se pone el pijama. Anda arrastrando los pies hasta la cocina, donde un plato de sopa la espera. No tiene hambre.
-Mamá, no me apetece cenar.
-¿Y esa sonrisa?
-¿Qué? Ah, nada. Daniela, que es tonta. Me ha mandado vídeos de ella cantando.
-¿No es por Álex? Parece un buen chico.
-Sí, lo es -miente-. Hasta mañana.
-Oye Isabella -dice su madre, y ella se da la vuelta-, podría venirse mañana a comer. Álex, digo.
-¿A comer? No -dice y corre para buscar una excusa. No va a funcionar-. Se va a Chelsea una semana. Lo siento, otra vez será.
-Sí, claro. Quizás el próximo fin de semana.
Sí, quizás nunca.

Se acurrucan en sus respectivas camas, con el nombre del otro en la cabeza.
Mañana va a ser un día muy duro... para ambos.

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